Ricardo Espinosa Pedraza (Oportunidad)


Si no queda nadie que comprenda
Por mérito propio o ajeno
(a esta altura ya no importa)
Si no queda nadie que quiera
proseguir el camino a tu lado
Si tus manos están vacías
Y hasta tus silencios
se niegan a escuchar tus argumentos
ha llegado la hora
el instante indicado
de tomar profundo aliento
lento y reconcentrado en
el espacio más recóndito de ti mismo
lento como siguiendo aquél espejismo
que finalmente nunca fue
de tomar esa única bocanada de aire
de permitir que se vaya alojando en ti
inexorable como la desesperanza
de retener el aire en tus pulmones
a punto de estallar
retener hasta que duela
con el paso eterno de los segundos
y luego (pero aún más lento)
expulsar aquello que duele
aquello que considerabas sagrado

y aún más lento que la espera

que la ingravidez y el amanecer

tras las noches de lluvia
expulsarlo de tu extremo adentro
arrasando con todo lo que pesa
arrasando con ese miedo absurdo
a estar solo en el abismo 

sin manos amigas

a esperar  en vano...  
a permanecer ajeno y extrañar...




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